(English translation followed by original Spanish)
CHRISTMAS PASTORAL LETTER 2021.
“In Him was Life, and life was the light of humanity. The Light in the darkness shines, and the darkness will not prevail against it ”John 1: 4-5.
Beloved diocesan family, beloved people:
Advent was preparing us to arrive at this Celebration. The Church jubilantly intones with the Evangelist John:
"In the beginning was the Word,
and the Word was with God,
and the Word was God.
He goes on to proclaim:
"The truth came to this world ...
he came to his own and they did not receive him ...
and the Word was made flesh,
and dwelt among us ”.
When speaking of the Incarnation of the Son of God, John does not tell us anything about that familiar world of shepherds, angels, the newborn, Mary, Joseph and the dark night. The Evangelist delves into the mystery from another depth.
In God was the Word, the Force of communication and revelation.
In that Word there was life and there was light.
That Word set the entire creation in motion.
We ourselves are the fruit of that mysterious Word, for which we are inseparably linked to his Love and his Grace.
That Word has now become flesh, has been born of Mary the Virgin, and dwells among us: JESUS THE CHRIST !!!
He is our light when fog and darkness surround us; He is our hope when everything seems to totter and fall. He is our God and Savior. He illuminates the depths of our being and heals wounds. As a Living Word He guides us towards new and certain horizons towards which to walk.
God becomes flesh in Jesus on that first and crucial Christmas. God identifies himself with our human realities, with our frailties, breathing the same air and suffering the unfairness of those who aspire to obtain dominion and power.
God takes a leap from the divine to the human, without ceasing to be the first. It is the deep meaning of Christmas. That is the relevance of the annual celebration that renews the perspective of our faith and hope.
As this uncertain year 2021 ends, the pandemic still plagues the world, and although to a lesser degree today in our country, we had to say goodbye to so many loved ones that we still feel sadness and bewilderment in our hearts. The climate crisis continues to escalate. The economy and financial policies have exceeded the limits of the precarious Cuban situation.Our young people cannot see their 'life projects' in their own country. Deep structural changes are yet to be seen and designed at the height of these times. Living and experiencing this Christmas from faith, summons us to redimensionalize the reach of the Gospel of Jesus Christ towards our beloved people. The hope with which God surrounds us and guides us is also hope for those who are still in thick fog. We pray that, through the light of Christmas, they discover the merciful Love of God. His love or for each human being, in their context and daily existence, in their solitude and in their human relationships; in their yearnings and in their dimension of greater spirituality.
Christmas, a solid reality that affirms our own existence under his Grace to share it: God came to be born among us to make us feel his closeness, to embrace and be next to each other, linked in his communion, as a family, as a community, as people, as a society.
Christmas is light, the Word of God is made and it is the light that guides and transforms the lives of women and men in our time, in our country. In the Son of God is Life. And Life is the Light of humanity. Thus, the Light shines in the darkness, and the darkness will not prevail against that light, that Life that is Christ Jesus!
What a certain and larger hope that summons the Cuban people today. The prophet Isaias already proclaimed: "The people who walked in darkness saw a great light: those who dwelt in a land of the shadow of death, light shone on them ..."
The blessing of His Presence be with you as we recall in joy and hope the first and crucial Christmas.
In his Truth, in his Peace and in his Love, he loves you,
+ Maria Griselda
Episcopal Church in Cuba
CARTA PASTORAL NAVIDAD 2021.
“En El estaba la Vida, y la vida era la luz de la humanidad. La Luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecerán contra ella” Juan 1:4-5.
Amada familia diocesana, amado pueblo:
El Adviento nos fue preparando para llegar a esta Celebración. La Iglesia entona con júbilo con el Evangelista Juan:
“En el principio era la Palabra,
y la Palabra era con Dios,
y la Palabra era Dios”.
Continúa proclamando:
“la verdad venía a este mundo...
a los suyos vino y no le recibieron...
y la Palabra fue hecha carne,
y habitó entre nosotros”.
Al hablar de la Encarnación del Hijo de Dios, Juan no nos dice nada de ese mundo tan familiar de los pastores, los ángeles, el recién nacido, María, José y noche oscura. El Evangelista se adentra en el misterio desde otra profundidad.
En Dios estaba la Palabra, la Fuerza de comunicación y revelación.
En esa Palabra había vida y había luz. Esa Palabra puso en marcha la creación entera. Nosotros mismos somos fruto de esa Palabra misteriosa, por lo cual estamos inseparablemente ligados a su Amor y a su Gracia. Esa Palabra ahora se ha hecho carne, ha nacido de María la Virgen, y habita entre nosotros: JESÚS EL CRISTO!!!
El es nuestra luz cuando la niebla y oscuridad nos rodea; es nuestra esperanza cuando todo parece tambalear y caer.
El es nuestro Dios y Salvador, ilumina los abismos de nuestro ser y sana las heridas. Como Palabra Viva nos guía hacia nuevos y certeros horizontes hacia dónde caminar.
Dios se hace carne en Jesús en aquella primera y crucial Navidad. Dios se identifica con nuestras realidades humanas, con nuestras fragilidades, respirando el mismo aire y sufriendo lo injusto de quienes ambicionan obtener dominio y poder.
Dios da un salto de lo divino a lo humano, sin dejar de ser lo primero. Es el sentido profundo de la Navidad. Esa es la relevancia de la celebración anual que renueva la perspectiva de nuestra fe y esperanza.
Finaliza este incierto año 2021, la pandemia aun azota el mundo, y aunque en menor grado hoy en nuestro pais, tuvimos que decir adiós a tantas personas amadas que aun sentimos tristeza y desconcierto en el corazón. La crisis climática sigue en aumento. La economía y políticas financieras han desbordado los límites de la precaria situación cubana. Nuestros jóvenes no logran ver sus proyectos de vida en su propio país. Cambios estructurales profundos aun estan por versen y diseñarse a la altura de estos tiempos.
Vivir y experimentar esta Navidad desde la fe, nos convoca a redimensionar el alcance del Evangelio de Jesucristo hacia nuestro amado pueblo.
La esperanza con la que Dios nos envuelve y nos guía, sea también esperanza para aquellos que aun estan en densa neblina. Que, a través de la luz de la Navidad, descubran el Amor misericordioso de Dios por cada ser humano en su contexto y existencia diaria, en su soledad y en sus relaciones humanas; en sus anhelos y en su dimensión de mayor espiritualidad.
Navidad, realidad sólida que afirma nuestra propia existencia bajo su Gracia para compartirla: Dios vino a nacer entre nosotros para hacernos sentir su cercania, para abrazarnos y estar unos al lado de los otros, enlazados en su comunion, como familia, como comunidad, como pueblo, como sociedad.
Navidad es luz, la Palabra de Dios se hace y es luz que guia y transforma la vida de mujeres y hombres en nuestro tiempo, en nuestro pais.
En el Hijo de Dios está la Vida. Y la Vida es la Luz de la humanidad. Asi pues, la Luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no prevaleceran contra ésa luz, ésa Vida que es Cristo Jesús!
Que esperanza certera y de mayor dimensión la que convoca al pueblo cubano hoy. El profeta Isaias ya lo proclamaba: “El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz: los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos...”
La bendición de Su Presencia sea con ustedes en éste tiempo que rememoramos en alegría y esperanza la primera y crucial Navidad.
En su Verdad, en su Paz y en su Amor, les ama,
+María Griselda
Iglesia Episcopal en Cuba
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